Celebración del Bicentenario

Formación del Estado costarricense

Proceso 1821 a 1825

Confirmada la independencia nacional en 1821, la sociedad costarricense se vio enfrentada a dos problemas fundamentales: el económico y el político. La independencia tomó a las autoridades coloniales y a las fuerzas sociales del país por sorpresa, y en consecuencia, cada uno actuó en la redefinición de los espacios sociales y la constitución del poder político. Se destacó durante este periodo la participación de los sacerdotes ocupando cargos públicos: la primera junta de delegados de los pueblos, reunida en noviembre de 1821 (dos meses después de la independencia) en Cartago para asumir el gobierno, fue presidida por el presbítero Nicolás Carrillo y Aguirre, mientras que otros de los miembros de la primera junta interina de Gobierno fueron el presbítero Nereo Fonseca y el vicario Pedro José de Alvarado. En el primer Congreso Legislativo de Costa de 1824, entre los once diputados propietarios, cuatro eran sacerdotes, y entre los cuatro suplentes, uno era sacerdote. Además de los sacerdotes, también destacó la presencia de comerciantes y empresarios, como Rafael de Gallegos, Juan Mora Fernández, Rafael Barroeta y Castilla, Santiago Bonilla y Gregorio José Ramírez, e intelectuales, como el bachiller Rafael Francisco Osejo, José Santos Lombardo y Juan de los Santos Madriz. Entre los militares, destacan nombres como los de Florentino Alfaro Zamora y Antonio Pinto Soares. Los dos acontecimientos más importantes de este periodo fueron la creación de una Constitución Política y dos juntas de gobierno, actos realizados con gran participación popular; y el avance de las posiciones republicanas que atentaron contra el viejo orden colonial, lo que desencadena la primera guerra civil y el reacomodo político de los costarricenses en la vida republicana.

El pacto de Concordia (1821): La independencia dejó claro que, más que un país, Costa Rica era una provincia cuyo territorio se encontraba gobernado por cuatro poblaciones principales afiliadas, pero rivales entre sí: Cartago, San José, Heredia y Alajuela. Cada uno de los cabildos de estas ciudades tenía sus propios planes de cara al futuro. La independencia marcó el inicio de un gran debate en torno al poder político, asociado a un proceso de reacomodo social que se inicia a partir de octubre de 1821. Cartago, la capital colonial, tenía una población que era afín a las autoridades españolas, mientras que Heredia se consideraba a sí misma una entidad aparte del resto de la provincia, de la cual se había separado para sujetarse directamente a las autoridades de León, Nicaragua. Por su parte, en San José y Alajuela predominaban las ideas republicanas y liberales que abocaban por una independencia total de cualquier otro Estado. En contraposición a la actitud de las ciudades del Valle Central, los pueblos de las regiones de Puntarenas (cuya principal población era Esparza) y Limón (con Matina a la cabeza), no se encontraban inmersas en ese juego político, mientras que el Partido de Nicoya (futura provincia de Guanacaste) era una unidad política independiente. A pesar de las discrepancias, los costarricenses se dieron a la tarea de construir un mínimo de reglas políticas que les permitiera enfrentar la nueva realidad, para lo cual recurrieron a la Constitución de Cádiz de 1812. Se convocó a los cabildos de las cuatro ciudades a enviar sus representantes a Cartago para el mes de noviembre de 1821. Estos representantes conformaron la primera Junta de Delegados de los pueblos, nombrándose al sacerdote Nicolás Carrillo y Aguirre como su presidente. Esta Junta nombró una comisión que se encargó de redactar la primera Constitución Política de Costa Rica: el Pacto Fundamental Interino de Costa Rica, también conocido como Pacto de Concordia. Esta comisión estuvo conformada por cinco miembros: Juan Mora Fernández y Juan de los Santos Madriz, liberales; José Santos Lombardo y Alvarado, Joaquín de Iglesias Vidamartel y Rafael Barroeta y Castilla, conservadores. El Pacto de Concordia estableció el derecho absoluto de la Provincia de Costa Rica para constituir su propia forma de gobierno, que quedaría a cargo de una Junta Superior Gubernativa. Además, se reconocieron los derechos de los habitantes, se abolió la esclavitud y se proclamó la libertad de comercio. Sin embargo, existía dentro del mismo un punto álgido: la rotatividad de la capital por cada una de las cuatro ciudades del Valle Central, lo que contribuyó a estimular la confrontación principalmente entre Cartago y San José. El pacto aspiraba a crear un ambiente de tranquilidad y unión ("de concordia") entre los pueblos que lo conformaban, }aunque en la práctica funcionó para postergar la realidad política de división entre las ciudades rivales, de manera que contuvo por un breve periodo de tiempo una inminente confrontación bélica.

La provincia de Costa Rica está en absoluta libertad y posesión exclusiva de sus derechos para constituirse una nueva forma de gobierno y será dependiente o confederada de aquel Estado o potencia que le convenga adherirse, bajo el preciso sistema de absoluta independencia del Gobierno español y de cualquiera otro que no sea americano.

- Artículo 1o. del Pacto de Concordia. 1 Diciembre de 1821.

Guerra de Ochomogo (1823)

A pesar del Pacto de Concordia, la desconfianza mutua y los localismos llevaron a cada una de las ciudades del Valle Central a defender sus propios intereses. Desde diciembre de 1821, el cabildo de Cartago había decidido anexionar a la Provincia de Costa Rica al Primer Imperio Mexicano, estado que nació como resultado del movimiento independentista de Nueva España, pero respaldó que la Junta Superior Gubernativa gobernara el país mientras el Imperio se consolidaba constitucionalmente. Las ciudades de San José y Alajuela decidieron momentáneamente apoyar el acuerdo, con el propósito de establecer el gobierno, pero se oponían a la adhesión y preferían algún tipo de independencia republicana. Heredia, por su parte, abogaba por la sumisión a las autoridades imperialistas de León, Nicaragua, que amenazaron con enviar tropas para invadir Costa Rica. En México, Agustín de Iturbide se proclamó emperador e invitó a las autoridades de Guatemala a unirse al Imperio, para lo cual }además envió un ejército, que sofocó una rebelión en la Provincia de San Salvador. El primer gobierno constitucional que tuvo Costa Rica, llamada primera Junta Superior Gubernativa de Costa Rica, estuvo conformado por Rafael Barroeta y Castilla como presidente, José María de Peralta y La Vega, Juan Mora Fernández (secretario), Santiago Bonilla, Rafael de Gallegos, Joaquín de Iglesias y José Mercedes de Peralta. Se nombraron tres miembros suplentes: Bruno Prieto, Pedro Carazo y Juan Antonio Alfaro.

Esta Junta inició sus actividades el 13 de enero de 1822 y se extendió por un año y cambió de sede cada tres meses, alternando entre las cuatro principales ciudades del Valle Central. El 1 de enero de 1823, una segunda Junta Superior Gubernativa, integrada ampliamente por liberales y presidida por José Santos Lombardo, reemplazó a la Junta anterior, de mayoría conservadora. El viraje político molestó a las fuerzas conservadoras, haciéndose más latente la fragilidad del acuerdo estipulado en el Pacto de Concordia. En febrero de 1823, estalló en Cartago una pequeña rebelión popular que abogada por una unión federal con Colombia. El movimiento fue apoyado por San José y Alajuela, que buscaban socavar a las fuerzas unionistas en Cartago, mientras que las autoridades de Heredia se consideraban escindidas del país. Para evitar el rompimiento del orden constitucional, la Junta convocó a los ayuntamientos para configurar un Congreso de diputados, que se reunió en marzo de 1823.

Este fue el Primer Congreso de Costa Rica, que decidió oponerse a la adhesión de Costa Rica al Primer Imperio Mexicano, y reemplazar a la Junta Superior Gubernativa de siete miembros por un poder ejecutivo de tres miembros, al cual se le llamó Diputación de Costa Rica, y presidido por Rafael Francisco Osejo. Esta Diputación se convirtió en el primer intento de centralizar el poder y reducir la influencia de los intereses locales en el gobierno. En Cartago, no obstante, las fuerzas conservadoras, dirigidas por algunos sacerdotes, militares, comerciantes e intelectuales, decidieron desconocer al nuevo gobierno. El 23 de marzo de 1823, tomaron el Cuartel de Armas de Cartago y proclamaron, junto a Heredia, la unión al Imperio mexiacano. Como respuesta, los republicanos en San José y Alajuela organizaron un ejército bajo el mando de Gregorio José Ramírez, y partieron hacia Cartago a enfrentar a los golpistas, estallando de esa forma la Primera Guerra Civil de Costa Rica. El 5 de abril de 1823, ambos ejércitos se encontraron en el Alto de Ochomogo, que separa los territorios de San José y Cartago. Tras un breve intento de negociación, estalló lo que se conoce como la Batalla de Ochomogo. Luego de varias horas de cruentas luchas, las fuerzas cartaginesas capitularon, se retiraron a Cartago, dispersándose, y Ramírez ocupó la ciudad.

Mientras tanto, la milicia de Heredia había invadido Alajuela aprovechando que las fuerzas alajuelenses se encontraban luchando en Ochomogo. En lo que se conoce como la Batalla de Arroyo, los vecinos de Alajuela resistieron brevemente la invasión, hasta que se vieron superados por la milicia herediana, que saqueó la ciudad. Tras controlar Cartago, el Ejército Republicano se movilizó a Alajuela y liberó la ciudad, para luego invadir Heredia, derrotar definitivamente a los imperialistas, y reincorporar a la ciudad al país. Gregorio José Ramírez quedó como gobernante de facto, trasladando la capital y los pertrechos de guerra a San José, pero tras un breve gobierno de diez días para restablecer el orden público, entregó el poder a la Tercera Junta Superior Gubernativa, que gobernó hasta 1824. Esta primera etapa del proceso de formación del Estado costarricense se cierra finalmente en 1825, cuando Costa Rica se incorpora a la República Federal de Centro América.